El tren sin luces

Era domingo y hacía mucho frio. Salí de mi casa. Estaba muy contento porque iba a ver a mi novia que estaba en Madrid. Como era invierno llevaba un abrigo para el frio. En la calle no había mucha gente, eran la siete de la madrugada. Cogí un taxi y dado que no había trafico en la calle llegué a la estación de tren muy temprano. A diferencia de la calle la estación estaba llena de gente y todo el mundo iba deprisa. Subí al tren y me senté en el sitio numero 13. Una hora y media después, mientras estaba leyendo el periódico, el tren se bloqueó y todas las luces se apagaron. La chica a mi lado empezó a gritar. No sabía qué hacer, estaba muy asustado y no podía ver nada. Tenía miedo. El tren se quedó así por una hora y después recomenzó a partir y todas las luces se encendieron. La chica habia desaparecido. Estaba solo. Desde aquel momento me prometí que nunca volveré a subir hambrienta en un tren. La obscuridad se la habia comido.